Título: El viento en los sauces
Autora: Kenneth Grahame
Editorial: Valdemar, colección El Club Diógenes
ISBN: 978-84-7702-598-6
Nº de páginas: 313
PVP: 10'50€
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Puntuación
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El Topo había estado muy atareado toda la mañana, haciendo una limpieza general de su casita para celebrar la llegada de la primavera. Primero con escobas, luego con plumeros; después con una brocha y un balde de cal, encaramado a escaleras, taburetes y sillas, hasta que tuvo la garganta y los ojos llenos de polvo, salpicaduras de cal por toda su negra piel, la espalda dolorida y los brazos cansados. La primavera bullía en el aire por encima y en la tierra por debajo y alrededor de él, penetrando hasta su oscura y humilde casita con su espíritu descontento y ansia divinos. No fue nada extraño, pues, tirara la brocha al suelo, dijera "¡Caray!" y "¡Qué fastidio!" y también "¡Al diablo con la limpieza!" y saliera disparado de la casa sin esperar siquiera a ponerse el abrigo. Algo allí arriba le llamaba imperiosamente y se internó por el túnel empinado que en su caso hacía las veces de sendero de gravilla que tienen otros animales cuyas viviendas están más cerca del sol y el aire. Así que cavó y excavó y socavó y escarbó, y luego volvió a escarbar y socavar y excavar y cavar, moviendo afanosamente las zarpitas y murmurando entre dientes "¡Allá voy, arriba, arriba!", hasta que al fin ¡pop! asomó el hocico al sol y se encontró rodando por la hierba cálida de una gran pradera.
Hoy traigo un libro que seguro que a alguien le sonará: El viento en los sauces. Es todo un clásico de la literatura infantil y muy querido por los ingleses. Como que hace ya unos cuantos años que me lo leí hoy lo he cogido de la estantería y lo he hojeado para recordar un poco la historia. No me acordaba de las magníficas descripciones que Kenneth Grahame hace del campo, los bosques, el río, los animales e incluso de las estaciones. Es muy fácil imaginarse a uno mismo estar en medio de un campo de trigo dorado, o junto a las aguas tranquilas del río, hasta se puede oír el viento suave meciendo las hojas de los sauces...
La obra aparece en plena Edad Dorada de la literatura infantil inglesa, y aunque aparentemente sea sólo para niños, la pueden disfrutar también los adultos. Lo único que tiene de infantil esta historia son sus personajes, ya que son animales (que encima viven en armonía con los seres humanos y tienen preciosas casas, pueden conducir e incluso hablar).
Sus personajes son adorables y simpáticos, cada uno a su modo, claro. El primer personaje que aparece es el Topo, que decide un buen día de primavera salir de su casa subterránea para ver el mundo que hay fuera. Es un ser muy sencillo, a veces con pocas luces pero muy amable y cariñoso con sus amigos.
Paseando, llega a la orilla del río y es allí donde conoce al segundo personaje: el Ratón de Agua. Éste es muy hogareño, le gusta estar siempre cerca de su amado río, es bastante listo y un colega leal dispuesto a hacer lo que sea por un amigo.
Paseando, llega a la orilla del río y es allí donde conoce al segundo personaje: el Ratón de Agua. Éste es muy hogareño, le gusta estar siempre cerca de su amado río, es bastante listo y un colega leal dispuesto a hacer lo que sea por un amigo.
El tercer personaje principal es el Tejón. Otro ser muy listo pero que no le gusta demasiado la compañía (y sin embargo le encantan los niños). Vive apartado de la sociedad en el Bosque Salvaje. Todos le respetan mucho y sus amigos más amigos son el Topo (con quien hace muy buenas migas por gustarle tanto las casas subterráneas), el Ratón y el Sapo.
El cuarto personaje es el Sapo. Este es mi preferido, qué hartones de reír me he pegado a su salud con sus disparates y sus aventuras. Cada dos por tres le dan ataques de locura para hacer cosas: que si primero remar por el río, que si luego conocer el mundo en un carro de gitanos, que si ahora conducir automóviles (la que lía el pobre animal por llevarse un auto!)... y siempre alardeando y fanfarroneando (no sin buena intención porque es su naturaleza). Le encanta que lo alaben y lo admiren, siempre haciendo discursos y cantando canciones sobre sus proezas, alabándose sobre lo astuto, lo guapo (que ya me diréis lo guapo que es un sapo), lo encantador y espabilado que es por conseguir lo que se propone. A pesar de lo egocéntrico que es sabe reconocer sus errores y es un animal con un gran corazón dispuesto a hacer cualquier cosa por sus amigos. Menos mal que al final se convierte en un Sapo completamente diferente: deja de darse bombo, se vuelve más humilde y no fanfarronea. Hasta sus amigos se quedan boquiabiertos.
Las ilustraciones que he puesto son las mismas que hay en el libro (aunque en mi edición están en blanco y negro), hechas por los ilustradores de la época: Ernest H. Shepard y Arthur Rackham.
Por cierto, ¿a alguien le suena la película de Disney El Señor Sapo? Está basada en el libro, aunque no es que sea muy fiel a la historia... pero es tan divertida como el libro. Cuando era pequeña siempre la veía. Me encantaba!
Mika
Alaa! Hace poco no recuerdo dónde vi este libro y me llamó la atención, así que me ha hecho ilusión tu reseña para saber más de él. Encima me encantan los libritos de Valdemar! Lo único que me echa un poco atrás es que sea para niños, aunque me ha gustado ese fragmento que has puesto... Por no hablar de las ilustraciones, que son preciosas (y juraría haberlas visto en alguna parte, que pudiera ser ya que el libro parece ser un clásico). =)
ResponderEliminarBesos!
Caminante!
EliminarA mí también me encantan los libros de Valdemar! Son una monada! Y los que son de literatura infantil tienen las ilustraciones de la época! Se lo curran mucho :)
Te deben de sonar fijo las ilustraciones, además estos ilustradores hicieron dibujos para muchos cuentos. Y supongo que te deben recordar un poco a las ilustraciones que hacía Beatrix Potter :P
En fin, que este clásico es una delicia y los dibujitos hacen que el libro sea aún más especial :)
Besos!
Mika